Entre el querer y el poder

Elegir siempre implica pensar en lo que dejamos, en lo ‘no escogido’, en el ‘qué hubiera pasado si’

Lu
4 min readFeb 15, 2023

Dice el pensamiento positivo o el esoterimo o como quiera que se llame a esta corriente de pensamiento que el universo está constantemente poniéndonos a prueba. Precisamente, una de estas pruebas consiste en replicar situaciones que hemos vivido, en las que tal vez nos hemos equivocado al elegir, para ver si en esta ocasión hemos aprendido y escogemos el otro camino. Como si el universo nos diera una segunda oportunidad para remendar los errores del pasado.

Añoras o deseas algo porque crees que vas a estar mejor y en realidad, no puedes saber con certeza cómo actúa sobre ti una situación hasta que la vives en tu propia piel. – ELLE Magazine

Sobre el papel suena estupendo, pero ¿y cuando queremos elegir lo que, tal vez, no sea lo mejor para nosotras? ¿Qué pasa cuando queremos a la persona que no ‘deberíamos’? Me remito al amor, como en la mayoría de cosas que hago, no como una mujer obsesionada con las relaciones sino como testigo. A lo largo de mi trayectoria amorosa más de una vez me he visto obligada a elegir entre lo que quiero y lo que debería querer, como esas veces en la que he ido a comprar un abrigo y he tenido que naufragar entre elegirlo en color neutro para el día a día o en rojo para lucirlo en una ocasión especial. El segundo caso sería ideal si tuviera mucho dinero y pudiera permitirme comprar el abrigo rojo para ponérmelo un total de tres veces. Pero siempre acabo escogiendo el primero porque sé que lo voy a usar más.

Sin embargo, algo ocurre cuando esto pasa y es que en los días siguientes, no dejo de pensar en el abrigo que he dejado en la tienda. Con el amor pasa igual porque elegir siempre implica pensar en lo que dejamos, en lo ‘no escogido’, en el ‘qué hubiera pasado si’… Imagino que es inevitable pensarlo porque escoger significa cerrar la otra puerta que estaba abierta. Yo temo quedarme encerrada en un lugar diminuto y sin luz. Tal vez por eso nunca sepa qué escoger, por eso siempre me pongo nerviosa, sudo y cambio de opinión mil veces antes de pronunciar el veredicto final, por eso prefiero delegar. Sin embargo, en el amor no puedo hacerlo.

¿Acaso hay algo más deprimente que amar contra viento y marea a una persona que sabemos que jamás nos va a corresponder? – El Confidencial

Me avergüenza reconocer que he amado profundamente a otras personas mientras me acostaba con alguien a quien apenas podía mirar a los ojos. Lo he hecho siempre en secreto, pensando qué estarían haciendo esos otros, si también estarían acostándose con alguien en esos momentos, si también estarían pensando en mí. La vida a veces nos lleva por caminos que jamás pensaríamos que recorreríamos, nos obliga a elegir el abrigo marrón porque después de elegir siempre el rojo hemos aprendido que no nos lo vamos a poner. Pero el problema de elegir el abrigo marrón es que por muy bien que nos quede, ya no nos vemos guapas.

Yo una vez elegí un amor que me quería y le partí el corazón. Dormí en su cama, comí en su mesa y hasta miré a los ojos a su madre, pero nada de eso sirvió para convencerme de que yo le quería de la misma forma. Siempre es doloroso entender que no quieres a alguien y descubrirte buscando las manos de otro en las suyas, tan decepcionantes al no ser las mismas… Siempre resulta decepcionante descubrir que tú también puedes llegar a ser cruel con quien no lo merece. Pero mantener en secreto algo tan grande como un amor es imposible. Por lo menos sin salir herido. Entonces llegan los llantos, las negaciones, los perdones… pero tu ya estás pensando en lo que harás después, en el siguiente paso, en como escogerás a la otra persona. Esto es un trámite, tengo que pasar por ello, después seré feliz.

Aunque a veces el universo (o Dios) tienen otros planes como diría Rosalía y terminas quedándote sin abrigo a diez grados bajo cero. Bien porque la otra persona se ha enamorado de alguien más, bien porque ya no le gustas, bien porque lo que pensabas que sería resulta ser otra cosa muy diferente… Es ahí cuando pasa el tiempo, y te curas pero no te limpias porque el desamor y la crueldad dejan una mancha que no se quita con nada. Es ahí cuando el universo vuelve a darte la oportunidad de elegir y eliges ‘lo correcto’ y eres feliz, hasta que un día piensas: si hoy tuviera un abrigo rojo, me lo pondría todos los días. Pero ya no lo tienes y ahora, solo puedes pensar en aquella vez que te lo pusiste y quedarte con que fuiste la chica más guapa de la calle, aunque te hubieses muerto de frío.

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